La función principal del ojo es convertir la luz en impulsos electroquímicos que el cerebro puede interpretar como imágenes visuales. Las distintas partes del ojo realizan diferentes funciones que contribuyen a este propósito.
El ojo es más o menos análogo a una cámara autorregulable y autolimpiante. La lente del ojo se dobla y refracta la luz, dirigiéndola hacia la retina. El iris se contrae o se dilata para controlar la cantidad de luz que entra en el ojo. La córnea proporciona una cubierta transparente que protege el ojo sin interferir con la visión. Los conductos lagrimales y los párpados trabajan juntos para lubricar el ojo y eliminar el polvo y otras partículas que pueden irritar o dañar el ojo.