Los parásitos exitosos son pequeños y adeptos a ingresar a sus hospedadores sin ser detectados. Podrían liberar secreciones anestésicas que impiden que el huésped reconozca que está bajo ataque. A veces tienen la forma adecuada para encajar en la parte del cuerpo de su destino, o pueden sobrevivir fuera de sus anfitriones durante largos períodos de tiempo.
Los parásitos exitosos pueden tener la capacidad de adoptar la forma de huevos o quistes latentes, que les permiten mantenerse con vida hasta que su huésped objetivo esté disponible para la invasión. Los ejemplos incluyen un parásito de forma plana que invade los intestinos o uno con un cuerpo similar a un hilo que habita los vasos sanguíneos. Las ventosas y los ganchos que evitan que sean expulsados del cuerpo o parte del cuerpo del huésped también ayudan a los parásitos a tener éxito en la naturaleza.
Hay investigaciones que sugieren que los parásitos más efectivos son los llamados "generalistas", informa la Universidad de Monash. Los parásitos generalistas son capaces de invadir una amplia variedad de especies hospedadoras y pueden prosperar en diferentes entornos geográficos. Ser un generalista permite que un parásito habite una especie huésped mientras que la especie viaja a un área diferente, luego se propaga a otras especies dentro de la nueva área, ampliando así el rango de ubicaciones y especies en las que existe el parásito.
