Un megáfono dirige o canaliza la voz a una dirección específica, y también regula la distribución de las ondas de sonido desde la boca hasta el medio abierto. El secreto detrás del funcionamiento de un megáfono está en su forma.
Usualmente de mano y en forma de cono, un megáfono es un dispositivo portátil que amplifica la voz que proviene de la boca de una persona y dirige el sonido a un destino específico. El diseño más común de un megáfono es en forma de cono, en el que una persona habla a través del extremo estrecho del megáfono y el sonido se emite en el extremo más amplio.
La ciencia detrás del megáfono implica dos conceptos. Primero, un megáfono está diseñado para canalizar ondas de sonido a una dirección particular. Cuando una persona habla normalmente, las ondas de sonido de su voz emanan de las cuerdas vocales al aire libre. En este escenario, las ondas de sonido se dispersan en todas las direcciones, lo que reduce la cantidad de sonido que escucha la persona receptora. En contraste, el megáfono dirige las ondas de sonido de voz a la dirección hacia donde apunta el extremo ancho, lo que resulta en más ondas de sonido que llegan al oyente.
El segundo concepto involucra el diseño de un megáfono, que aumenta la impedancia acústica de las cuerdas vocales de una persona, lo que resulta en un poder vocal más fuerte. La inmensidad del aire libre provoca un reflejo hacia atrás de las ondas sonoras vocales de un hablante, lo que resulta en una reducción de la potencia del sonido. Con la forma cónica del megáfono, la abertura estrecha de la boca se abre gradualmente por el extremo más ancho del megáfono, lo que reduce el efecto de la reflexión de las olas y aumenta el volumen del sonido en el receptor.