Algunos ejemplos de cambios físicos que comúnmente ocurren en la vida diaria incluyen la disolución del azúcar en el café o la leche, el agua hirviendo, la congelación del agua, el derretimiento del hielo y el picado de verduras. Los cambios físicos no alteran lo fundamental identidad de una sustancia.
La unidad estructural más pequeña de la materia se conoce como un átomo. A principios de 1800, el químico inglés John Dalton formuló la teoría atómica moderna, que establece que un elemento químico está compuesto por el mismo tipo de átomo que retiene todas las propiedades químicas del elemento. Dalton afirmó además que los átomos se combinan en moléculas y que las moléculas se forman en compuestos.
Toda la materia puede sufrir dos tipos de cambios: cambio físico o cambio químico. Un cambio físico se caracteriza por un cambio en el tamaño, la textura, la fase o la forma de la materia. Un cambio químico está asociado con la descomposición o formación de enlaces químicos que mantienen unidos a los átomos o moléculas. Un cambio químico conduce a la creación de un nuevo producto, mientras que un cambio físico, a menudo a corto plazo y reversible, no genera un nuevo producto.
El agua es una de las moléculas más comunes en la naturaleza. Las transformaciones que sufre el agua de un estado de materia a otro son ejemplos de cambios físicos. Disolver la sal en agua es también un tipo de cambio físico. Los cristales sólidos de este compuesto se pueden recuperar mediante la evaporación del componente líquido.