Los incendios de tundra tienden a ocurrir naturalmente en el área, pero el cambio climático también puede contribuir a la mayor intensidad de los fenómenos recientes. El profesor de biología vegetal de la Universidad de Illinois, Feng Sheng Hu, afirma que existe una relación dramática y no lineal entre las condiciones climáticas y los incendios de tundra que hacen que la vegetación muerta sea más inflamable y propensa al fuego.
National Geographic señala que la tundra consiste básicamente en ciénagas congeladas con poca diversidad de vegetación, pero que forman uno de los hábitats más sensibles del planeta. De hecho, el gobierno de Canadá muestra que las áreas de tundra de los Territorios del Noroeste a menudo se encuentran expuestas a diversos desastres naturales, como inundaciones, deslizamientos de tierra, tormentas severas e incendios forestales. Debido a la sensibilidad de la tundra, el área se enfrenta a muchas otras amenazas, como la fusión del permafrost como resultado del calentamiento global.
National Geographic también señala que la contaminación del aire también puede causar nubes de smog que contaminan el liquen, una importante fuente de alimento para muchos animales en la tundra. Las especies invasoras que no se encuentran de forma natural en el área hacen a un lado la vegetación nativa y reducen la diversidad de la cobertura vegetal, lo que perjudica al ecosistema ya que responde a los cambios lentamente. Las perturbaciones físicas y la fragmentación del hábitat también se producen a partir de la exploración de petróleo, gas y minerales, así como la construcción de tuberías y carreteras.