El grafito es un polimorfo del carbono formado típicamente a través del metamorfismo del material orgánico que se encuentra en los depósitos minerales. También puede aparecer durante la formación de rocas ígneas o como nódulos dentro de meteoritos de hierro.
El metamorfismo es la alteración de las rocas sólidas existentes debido al aumento de los cambios en la temperatura y la presión, así como la introducción de fluidos químicamente activos. Durante el metamorfismo, las rocas existentes se vuelven inestables y se descomponen para formar nuevos minerales, pero lo hacen mientras permanecen en un estado sólido en lugar de fundirse. El grafito se produce a partir de los átomos de carbono que resultan del metamorfismo de minerales como el mármol, el cuarzo, la calcita, las micas, el esquisto, el gneis y la turmalina. Al estar casi enteramente basado en carbono, el grafito comparte la misma composición química que los diamantes, pero la disposición de las moléculas da como resultado una estructura física diferente.
En su forma pura, que puede ocurrir ya sea en escamas o en grumos, el grafito es un mineral extremadamente suave y negruzco que es grasiento al tacto. Esta combinación de solidez y grasa hace del grafito un excelente lubricante seco adecuado para una variedad de usos industriales donde los lubricantes húmedos como el aceite no serían adecuados. Como ingrediente, el grafito también se utiliza en la fabricación de una serie de artículos como baterías, forros de freno y lápices.