Las inyecciones de vitamina C parecen disminuir el crecimiento de células de cáncer de próstata, páncreas, hígado y colon en estudios en animales de inyecciones de dosis altas, señala el Instituto Nacional del Cáncer. Los estudios en humanos de inyecciones de vitamina C revelan una mejor calidad de vida en los pacientes, que incluyen náuseas reducidas, vómitos, dolor y pérdida de apetito además de un aumento de las funciones físicas, mentales y emocionales.
Las inyecciones de vitamina C también han demostrado matar los virus y ayudar a tratar el síndrome de fatiga crónica y la fibromialgia, de acuerdo con el Centro para la Salud y la Curación. Aunque la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos ha aprobado inyecciones de vitamina C en dosis altas como un suplemento dietético, no ha aprobado estas inyecciones como tratamiento para el cáncer y otras afecciones médicas. Puede que pase un tiempo antes de que las inyecciones de vitamina C se generalicen, informa BBC News, porque las compañías farmacéuticas no se atreven a realizar ensayos clínicos gubernamentales a gran escala sobre el tratamiento dado que la vitamina C no puede ser patentada.
Las inyecciones de vitamina C también pueden ser perjudiciales para los pacientes con antecedentes de trastornos renales, señala el Instituto Nacional del Cáncer. Estos pacientes pueden experimentar cálculos renales e insuficiencia renal como resultado de las inyecciones. Las inyecciones tampoco son recomendables para pacientes con hemocromatosis, un trastorno que almacena un exceso de hierro, ya que la vitamina C hace que el hierro absorba y almacene el hierro con mayor facilidad.