La energía química es aquella que se libera o absorbe cuando se produce una reacción química, como la liberación de calor y energía eléctrica de una celda de combustible de hidrógeno. Otro ejemplo es la liberación de calor derivada de quema de madera u otras sustancias orgánicas. La quema representa una reacción química comúnmente utilizada para liberar la energía almacenada en una amplia variedad de combustibles de biomasa que van desde el carbón y el gas natural hasta el petróleo y otros derivados de combustibles fósiles.
Los enlaces químicos almacenan energía y las reacciones químicas adecuadas liberarán esa energía almacenada para uso humano. La mayor parte de la energía almacenada proviene del sol a través de la fotosíntesis, un proceso de absorción y almacenamiento de la energía solar en masa orgánica hasta que se libera a través de la combustión. Sin embargo, la explotación del combustible de biomasa no está exenta de inconvenientes, ya que al quemarlos también se producen subproductos que son perjudiciales para el medio ambiente.
La quema de combustible de biomasa ha producido niveles de dióxido de carbono en la atmósfera que son más altos de lo que ha ocurrido en 600,000 años. Esto ha llevado a los científicos a buscar formas alternativas de reacciones químicas liberadoras de energía que puedan satisfacer las necesidades de energía humana sin los inconvenientes de la contaminación ambiental. Algunas de las nuevas tecnologías que se están explorando incluyen el desarrollo de catalizadores mejorados para dividir el agua en hidrógeno y oxígeno, componentes de baterías más eficientes y métodos que pueden liberar energía de los combustibles de biomasa a través de reacciones químicas distintas de la quema.
