Fumar tabaco tiene varios efectos en los pulmones, incluido el daño al tejido pulmonar, una mayor cantidad de moco y una capacidad respiratoria reducida en comparación con los pulmones sanos, según el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. El humo del cigarrillo irrita e inflama el revestimiento de los pulmones, causando tos y restringiendo el flujo de aire. El moco es más espeso y permanece más tiempo en los pulmones de los fumadores, lo que puede provocar tos, restringir la respiración y engendrar infecciones.
El humo del cigarrillo también acelera los procesos naturales de envejecimiento en los pulmones. Los productos químicos en el humo del cigarrillo aumentan la probabilidad de que las células cancerosas se desarrollen en los pulmones hasta en un 2,000 por ciento. Fumar perjudica el sistema inmunológico, y los fumadores tienen más probabilidades de desarrollar infecciones pulmonares, como el resfriado común y la neumonía, advierte el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. Estas enfermedades son más graves y más propensas a ser mortales para los fumadores que para los no fumadores.
Los cilios en el pulmón, que filtran las impurezas, se vuelven más lentos, menos efectivos y menos numerosos, señala el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. Fumar puede dificultar el tratamiento de los síntomas del asma, como toser, dificultad para respirar y sensación de opresión en el pecho.
Dejar de fumar puede revertir varios de estos efectos negativos, afirma el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. La respiración puede mejorar en tan solo 72 horas y muchos síntomas relacionados, como sibilancias, tos y exceso de mucosidad, comienzan a disminuir en un mes. El riesgo de cáncer disminuye después de cinco años y continúa disminuyendo mientras el ex fumador se abstenga.