La planta culinaria de jengibre, conocida científicamente como Zingiber officinale, tiene un tallo subterráneo y grueso llamado rizoma, con un interior amarillo pálido que tiene un aroma especiado a limón. Desde este vástago subterráneo se extienden brotes que alcanzan hasta 1,2 metros de altura y tienen hojas que cuelgan de ellos. La planta también cuenta con tallos más cortos, que tienen cabezas de flores de color amarillo pálido y púrpura unidas a ellos. El jengibre crece comúnmente en América Latina, el sureste de Asia, Australia y Jamaica.
La planta de jengibre prospera mejor en ambientes húmedos, algo sombríos cuando se cultiva. Su origen probable es en los bosques de tierras bajas tropicales, donde era un componente de la flora terrestre. La planta tiene un fuerte sabor y olor debido a la presencia de los compuestos fenólicos gingeridiona, gingerol y shogaol en su composición química.
Uno de los usos más conocidos de la planta de jengibre es para fines culinarios, tanto en su forma original como en forma de especia. Muchos platos asiáticos incluyen rizomas de jengibre crudo. El jengibre cristalizado, que consiste en una planta de jengibre en conserva cubierta con azúcar, es un alimento tradicional durante la temporada de vacaciones de invierno.
El aceite de la planta sirve como saborizante en soda de jengibre y cerveza de jengibre. El aceite también es un ingrediente en algunos productos cosméticos, medicamentos y perfumes. Medicinalmente, hay evidencia de que ayuda a aliviar las náuseas y los vómitos.