El lince tiene muchas adaptaciones que lo ayudan a sobrevivir en su hábitat, como su pelaje grueso y sus patas anchas. La extraordinaria visión nocturna del animal lo ayuda a cazar de noche.
Los bigotes y el oído del lince también lo ayudan a cazar por la noche. Sus bigotes son apéndices sensibles unidos a los músculos de su cara que permiten que el lince sienta las cosas en la oscuridad. Sus orejas son muy móviles, lo que les permite escuchar sonidos tranquilos y agudos, especialmente de las liebres, que son su principal fuente de alimento. Las garras afiladas del lince y las lenguas erizadas les permiten eliminar la carne de los huesos después de matar. Su lengua está formada por protuberancias únicas que no solo ayudan en el aseo y el agua potable, sino que también limpian la carne de los huesos.
El lince vive en la parte norte de los Estados Unidos y Canadá, y pasa gran parte de su tiempo en bajas temperaturas. Por este motivo, se ha desarrollado una capa gruesa para protegerse del frío. Su abrigo no solo proporciona aislamiento, sino que también ayuda a camuflarlo mientras caza presas. Parte de su adaptación al frío son sus grandes pies, que actúan como raquetas de nieve y lo ayudan a caminar sobre la nieve.