El Imperio bizantino hizo muchas contribuciones, incluida la preservación de las culturas griega y romana. El imperio fue el responsable de garantizar que las palabras de muchos grandes filósofos sobrevivieran.
Aunque el mundo comenzó a caer en las principales influencias occidentales, los estudiosos bizantinos continuaron protegiendo y estudiando las obras de Platón y otros filósofos griegos para transmitir las enseñanzas. Esto también permitió que el imperio llevara sus estudios a países como Francia e Inglaterra, lo que a su vez ayudó a encender la Era del Renacimiento. Esta era sentó las principales bases para los avances tecnológicos y científicos en el mundo moderno.
Incluso después de que el Imperio Bizantino cayó en manos del Imperio Otomano a mediados de la década de 1450, el legado y las influencias de los Bizantinos continuaron influyendo en muchas partes del mundo. Un ejemplo de esto es cuando los grandes eruditos del Renacimiento italiano confiaron en gran medida en los eruditos bizantinos para ayudarlos a traducir los textos de los antiguos paganos y cristianos.
Durante su reinado, el imperio también ayudó a proteger a Europa de la destrucción, tanto en el sentido cultural como militar. El Imperio bizantino era poderoso y rico, tanto que de hecho, rivalizaba estrechamente con el Imperio Romano. Esto les permitió protegerse a sí mismos y a los imperios vecinos de la invasión y las derrotas militares.
