En la década de 1920, antes de la Gran Depresión, la distribución de la riqueza era desigual debido a que la mayor parte del dinero se destinaba a los ricos de Estados Unidos y no se distribuía equitativamente a todos en los Estados Unidos. La distribución significó una disminución gradual del poder de gasto de la gente.
Esta distribución desigual hizo que los precios subieran en los productos, ya que las fábricas los sacaron en masa, pero el trabajador cotidiano era cada vez más incapaz de comprar los productos. El 1% superior de los estadounidenses tenía una riqueza igual al 42% inferior combinado. Ese mismo 1 por ciento controlaba el 34 por ciento de todos los ahorros. Durante este período previo a la Gran Depresión, los precios de los productos agrícolas cayeron alrededor del 40 por ciento, lo que dificultó mucho las cosas para los agricultores. Muchos agricultores tuvieron que abandonar sus fincas o alquilar porciones para poder pagar la hipoteca de sus granjas.