John Hopkins Medicine establece que el saco amniótico, el saco lleno de líquido que mantiene al feto en el útero, funciona para proteger al bebé por nacer y ayudar a regular la temperatura del bebé. El saco amortigua al feto y protege al feto de daños. El saco amniótico también contiene el amnios, una membrana que separa la placenta del líquido amniótico.
El Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt explica que además de proteger al feto de los peligros físicos, el saco amniótico evita que los contaminantes externos, como los gérmenes, lleguen al feto. Si el saco amniótico se rompe antes de que el feto esté listo para nacer, es probable que se desarrollen complicaciones. El feto se vuelve vulnerable a la infección por gérmenes. El cordón umbilical, que suministra oxígeno y nutrientes al feto, puede comprimirse sin la amortiguación del líquido amniótico. La placenta puede separarse de la pared uterina si el amnios está dañado, lo que puede causar sangrado interno. El nacimiento prematuro es probable.
El Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt enumera el síntoma principal de un saco amniótico con fugas, también conocido como ruptura prematura de las membranas, como una fuga o descarga de agua de la vagina. El fluido a veces tiene un tinte amarillo. Otros posibles síntomas incluyen sangrado vaginal y dolor en la parte baja del abdomen o en la parte baja de la espalda.