La función principal del ADN es enviar las instrucciones necesarias para el desarrollo, la supervivencia y la reproducción de los organismos vivos. El ADN contiene la información necesaria para crear proteínas, y las proteínas se utilizan para completar funciones específicas. Las proteínas son moléculas complejas que cumplen diferentes funciones y proporcionan características físicas a los organismos. Para lograr diferentes funciones, las secuencias de ADN se transforman en mensajes que se utilizan para producir proteínas.
Las diferentes proteínas tienen diferentes funciones. La proteína estructural se utiliza para desarrollar materiales de construcción, como el colágeno, mientras que la proteína de transporte transporta sustancias como la hemoglobina en la sangre. Las secuencias de ADN se utilizan para regular la cantidad de una proteína que se produce y cuándo y cómo se lleva a cabo la producción.
Las instrucciones dentro del ADN se utilizan para crear proteínas en un proceso de dos pasos. El primer paso requiere una enzima para leer la información en el ADN y copiar la información en un ácido ribonucleico mensajero, o ARNm. El segundo paso traduce el ARNm a un lenguaje que se entiende por aminoácidos. Los aminoácidos son los bloques de construcción fundamentales de las proteínas. El lenguaje del ARNm instruye el desarrollo de la célula en un orden preciso para vincularlo a un aminoácido preciso, que crea una proteína específica. Hay 20 tipos diferentes de aminoácidos que se pueden vincular en diferentes órdenes para crear una variedad de proteínas.