Un centríolo es un pequeño orgánulo cilíndrico en células animales que emplea materiales para formar centrosomas y cilios, las proyecciones de las células que son responsables del movimiento del cuerpo y las funciones sensoriales. Durante la división celular, El centríolo está dispuesto específicamente para ayudar en los procesos de mitosis y meiosis. Un centríolo permanece cerca de otro para formar un par (centrosoma).
Durante la mitosis, los centrosomas pareados se separan formando centrosomas independientes. A medida que el centriolo original se divide, los pares se dividen de tal manera que un centríolo se coloca en cada uno de los microtúbulos recién formados. Cada centríolo consta de nueve tripletes de microtúbulos establecidos en forma cilíndrica. Los microtúbulos se ramifican en grupos en forma de una estrella conocida como asters. Los asters a su vez se mueven hacia los extremos opuestos de la celda y se organizan en un eje para abarcar la celda. Más tarde forman el liderazgo para la alineación de los cromosomas durante la división celular.
La función de un centríolo es actuar como un trampolín en el que se pueden ensamblar otras estructuras de la celda. En este sentido, la ausencia de centriolos en una célula no previene expresamente la mitosis. Sin embargo, enfermedades como el síndrome de Meckel, el síndrome de Bardet-Biedl y el síndrome digital oral-facial se atribuyen a deficiencias de proteínas en el centríolo.