El suelo está formado por líquidos, sólidos y gases que se forman en la superficie de la tierra, mientras que la arena es un material natural que consta de al menos un 85 por ciento de partículas del tamaño de arena. El suelo se compone principalmente de materia orgánica, como animales y plantas en descomposición y minerales. La arena más común que se encuentra en todo el mundo está compuesta de cuarzo o dióxido de silicio.
La arena también se puede encontrar en forma de carbonato de calcio, un material que se crea a partir de muchas formas diferentes de vida que han existido a lo largo de los últimos 500 millones de años. Algunos de estos ejemplos son conchas y peces de coral.
El suelo también consta de organismos que ayudan a sustentar la vida de las plantas y realizan muchas funciones importantes. Algunos de estos organismos son insectos, bacterias, hongos y animales excavadores. El suelo es responsable de almacenar agua, suministro y purificación, crecimiento de plantas y modificación de la atmósfera.