El movimiento del proyectil se concluye cuando un proyectil deja de moverse. Suponiendo que nada se interponga en el camino, esa conclusión se alcanza cuando el proyectil se apoya en el suelo.
En la Tierra, el movimiento de cualquier proyectil tiene un componente horizontal y uno vertical. Cuando se dispara o lanza un proyectil, se pone en movimiento a lo largo de una trayectoria horizontal hacia adelante. En el espacio exterior, un proyectil seguirá ese camino indefinidamente (al menos hasta que la influencia del campo gravitatorio de algún otro objeto haga que su curso cambie). Cerca de la superficie de la Tierra, la influencia de la gravedad comienza inmediatamente y afecta todo el curso del vuelo del proyectil. La velocidad horizontal de un proyectil permanece constante (ignorando factores como la resistencia del aire y el viento). No se acelera. Pero la fuerza de la gravedad hace que un proyectil se acelere en una dirección vertical hacia la superficie de la Tierra (técnicamente hacia el centro de la Tierra). La influencia de la gravedad hace que el proyectil se aleje de su trayectoria original en línea recta hacia una trayectoria parabólica curva. La aceleración hacia abajo continúa hasta que el proyectil toca el suelo y se detiene. Este estado de reposo donde la velocidad del proyectil es cero en todas las direcciones es la conclusión del movimiento de un proyectil.