El propósito de la calibración es garantizar que un dispositivo de medición sea preciso, confiable y consistente. Cualquier tipo de medición se utiliza en un proceso de toma de decisiones, por lo que es esencial que los datos recopilados preciso. De lo contrario, se sacan conclusiones basadas en errores y, en esos casos, las decisiones a veces son erróneas y tienen consecuencias negativas. Con un dispositivo bien calibrado, el margen de error se conoce y se tiene en cuenta.
Un dispositivo calibrado puede medir en la escala más adecuada para el trabajo, por lo que la información es confiable. Algunas propiedades, como la viscosidad, la inflamabilidad y la conductividad térmica, son especialmente difíciles de medir. El uso de las unidades adecuadas en la calibración garantiza que el instrumento está midiendo lo que se pretende.
La calibración es esencial para garantizar que las mediciones sean consistentes de varias maneras. Al tomar decisiones, es importante saber que la información es confiable incluso cuando se recopila durante un período de tiempo o por diferentes operadores. Además, la ubicación no debe afectar las lecturas de medición, por lo que se necesitan calibraciones para garantizar la coherencia entre las diferentes áreas geográficas.
Una vez que se calibra un instrumento, debe cuidarse para mantener esa calibración. Por ejemplo, no debe estar expuesto a condiciones ambientales para las cuales no fue diseñado. Además, el dispositivo debe ser monitoreado para asegurarse de que la calibración se mantiene estable.