Los chimpancés se defienden con sus colmillos y músculos fuertes, luchando con sus depredadores hasta que salen a la cima. Prefieren trepar a los árboles para escapar, pero pelean si están en un rincón. Son animales muy inteligentes y utilizan esta inteligencia para superar a muchos animales que están menos interesados. Un grupo de chimpancés puede ser muy astuto, trabajando juntos para engañar y aturdir a sus enemigos.
La construcción muscular del chimpancé es fundamental tanto para la defensa propia como para los ataques premeditados contra otros animales. Los tendones y músculos de los chimpancés se encuentran muy cerca del hueso. Son más gruesos y fuertes que los músculos humanos. Esto le da al chimpancé mucho más poder físico del que indica su pequeño tamaño. Aunque tienen músculos muy fuertes, los chimpancés no tienen mucho control sobre estos músculos. Esto a menudo resulta en más daño al oponente de lo que el chimpancé pretende. Leones, guepardos, leopardos, cocodrilos y pitones a menudo se aprovechan del chimpancé y son los receptores del daño causado por sus fuertes músculos.
La autodefensa no es la única razón por la que los chimpancés luchan. También luchan para defender a sus compañeros o descendientes. Se sabe que organizan ataques para adquirir territorio de otros grupos de chimpancés o para adquirir comida.