Se forma una imagen en el ojo humano cuando la luz pasa a través de la pupila, es refractada por la lente y es absorbida por las células pigmentarias en la retina, lo que altera los pigmentos y activa las neuronas para disparar. El cerebro interpreta la disposición particular de las células estimuladas en una imagen separada para cada ojo. Los dos ojos miran las imágenes desde ángulos ligeramente diferentes, lo que permite la percepción de la profundidad.
El ojo humano es un órgano complejo capaz de percibir detalles relativamente grandes. Mientras que otros organismos tienen mejor visión en condiciones de poca luz o a grandes distancias, la combinación de percepción precisa del color, percepción de profundidad y agudeza general a distancias cercanas es muy fuerte en los humanos. Los ojos son capaces de adaptarse a diferentes niveles de luz y luz.
Cuando la luz pasa a través de la lente, se invierte, por lo que la luz que llega a la parte superior de la retina proviene de la parte inferior del campo de visión y la luz a la izquierda de la retina proviene de la parte derecha del campo de ver. El cerebro reorienta automáticamente esta información a su ubicación correcta. La retina tiene dos tipos diferentes de sensores, barras y conos, que son responsables de la visión con poca luz y la visión del color, respectivamente.