Las aves se adaptan para volar con sus huesos huecos y sus enormes músculos del pecho, así como sus plumas que les ayudan a cambiar de dirección. Las aves también tienen huesos fusionados que les permiten volar con mayor flexibilidad.
Los huesos de las aves también están conectados directamente al sistema respiratorio de una manera única que hace que sea más fácil volar. Las aves pesan menos gracias a sus huesos huecos para que puedan volar más alto y más rápido. Las aves también pueden agrandar sus órganos reproductivos cuando llega el momento de aparearse, y luego reducirlos durante el resto del año para que sean aún más ligeros.