La mayoría de las veces, una persona solo sabe si hay un nódulo tiroideo o un quiste cuando un médico lo descubre mientras realiza un examen de rutina, según la Clínica Mayo. Sin embargo, algunos nódulos y quistes de la tiroides pueden llegar a ser lo suficientemente grandes para ver a través de la piel, o una persona puede tener dificultad para tragar o respirar.
Un quiste de tiroides y un nódulo son dos cosas diferentes, pero un quiste puede causar la formación de un nódulo, explica la Clínica Mayo. Un quiste en la tiroides generalmente aparece debido a los adenomas de la tiroides que se degeneran. Los quistes suelen ser benignos, pero en ocasiones pueden contener componentes sólidos que se vuelven malignos. Cuando se forma un nódulo, generalmente permanece benigno, pero un pequeño número se vuelve maligno.
Para diagnosticar un nódulo tiroideo o un quiste, un médico comienza con un examen físico, ya que el objetivo es determinar si el tumor es canceroso o benigno, afirma la Clínica Mayo. Un médico también puede realizar pruebas de función tiroidea, que miden la cantidad de hormonas de las glándulas tiroides y pituitaria. Un médico también puede realizar una ecografía para tratar y diagnosticar un quiste o nódulo tiroideo. Este método utiliza ondas de sonido para producir imágenes de los nódulos y puede distinguir los quistes de un nódulo completamente formado. También es útil cuando un médico está realizando una biopsia, que es una prueba para determinar si el nódulo es benigno o maligno.