El tratamiento de cualquier herida por fractura abierta con un apósito estéril y la colocación de una férula en la pierna son dos formas de comenzar a tratar la pierna fracturada de un perro para que comience a curarse correctamente, incluso antes de que el perro vea al veterinario para recibir tratamiento. Una fractura es tan impactante y aterradora para un perro como lo es para una persona, por lo que es de esperar un comportamiento inusual y hostil.
Las lesiones que causan fracturas a menudo causan pérdida de sangre, traumatismo en los órganos internos del perro y shock. Es importante lidiar con el shock primero. Cubrir al perro con una manta cálida y actuar de manera calmante es la mejor manera de comenzar; Muchos perros con dolor se muerden en defensa propia, por lo que un bozal es una herramienta efectiva y humana en el proceso.
En el caso de una fractura compuesta, o si hay otros cortes además de la fractura, limpiar las heridas es otro paso importante ya que el perro combate las infecciones. Cubrir las heridas con gasas o con una toalla o paño limpio protege aún más la herida. La presión solo es necesaria si la herida aún está sangrando.
No siempre es posible entablillar el hueso roto, ya que el perro puede reaccionar enojado. Sin embargo, si es posible, es importante anclar la extremidad en la posición en la que se encuentra después de la ruptura. Tratar de enderezar una pierna rota a menudo empeora la lesión. La férula debe cruzar por debajo y por encima de la fractura, y un rollo de gasa o incluso una corbata, envuelta sin apretar, la mantiene en su lugar. Entonces, es hora de mover al perro al veterinario, preferiblemente con él acostado.