La mayoría de los hongos obtienen energía al absorber materia orgánica viva o muerta a través de sus redes hifas. Los hongos pueden absorber nutrientes de muchos sustratos diferentes, incluido el amoníaco, el etanol, el acetato y el nitrato. Algunas especies de hongos usan el pigmento melanina para extraer energía de la radiación ionizante.
Los hongos crecen en la comida en la que subsisten. Esto les permite absorber material vegetal o animal a través de sus membranas e hifas. Los hongos solo son capaces de absorber nutrientes simples que se disuelven en el agua, como el azúcar. Con el fin de utilizar nutrientes complejos para crear energía, los hongos excretan las enzimas digestivas, que descomponen el material complejo, simplificándolo para que pueda ser consumido.
Los hongos generalmente crecen en material orgánico húmedo y rico en nutrientes, como plantas o animales muertos o vivos. Las hifas son la base de la función de los hongos y se utilizan para muchos propósitos, incluida la conversión de nutrientes en energía. Algunas especies de hongos usan hifas para atrapar a sus presas y luego absorben sus fluidos.
Algunas especies de hongos tienen relaciones simbióticas con las plantas. Los hongos ayudan a la planta a procesar metales y otros materiales complejos a la vez que le proporcionan a la planta nutrientes valiosos, como el fósforo. A su vez, la planta proporciona a los hongos los nutrientes necesarios para producir energía. Otras especies de hongos son cazadores, y usan sus hifas para atrapar criaturas diminutas, como nematodos o protozoos.