Los árboles en la taiga tienen una corteza gruesa que los protege de incendios forestales a baja temperatura. Los incendios leves a menudo queman los árboles enfermos y permiten un nuevo crecimiento. También queman el dosel de los árboles y permiten que la luz del sol pase y llegue al suelo.
La mayoría de los árboles de hoja ancha pueden brotar y volver a crecer a partir de troncos y raíces de árboles no dañados. Los árboles coníferos tienen hojas en forma de aguja, pero no pueden crecer como árboles de hojas anchas. Tienen conos en lo alto del dosel, que se abren cuando se exponen al fuego o al calor. El cono deja caer sus semillas en el suelo, reproduciéndose y resembrando el suelo del bosque. Animales que antes no podían prosperar en la taiga debido a la escasez de alimento en las nuevas plantas.
