Las mariposas prueban con sus pies. Los sensores diminutos con forma de pelo detectan cambios químicos en las plantas que pueden ser dañinos, ya sea como alimento para las orugas de las mariposas o como néctar para los adultos. Una hembra determina la seguridad de un sitio de puesta de huevos al estampar sus pies en el follaje para liberar cualquier producto químico defensivo.
Además de degustar con sus pies, las mariposas tienen dos formas adicionales de experimentar el tacto y el olfato: una probóscide y una antena. Una probóscide es una lengua larga y rizada que es similar a una manguera de jardín enrollada cuando no está en uso, pero cuando se alimenta de savia y néctar, se asemeja a una pajilla. Las antenas de mariposa ayudan a ubicar las fuentes de alimento apropiadas al tocarlas para una reacción química de advertencia y para oler la fragancia, lo que también las alerta de posibles peligros.
