Las erupciones volcánicas pueden ser efusivas o explosivas. Una erupción volcánica efusiva ocurre cuando la lava se vierte sobre el suelo desde el respiradero del volcán. Cuando la roca fundida o magma es delgada y líquida, los gases pueden escapar fácilmente y la lava fluye libremente y viaja lejos. Una erupción volcánica explosiva es causada por un magma espeso y pegajoso, que evita que los gases se escapen y hace que exploten violentamente.
Una erupción volcánica ocurre cuando el magma se acumula en la cámara de magma y se eleva a la superficie debido a la presión de las rocas sólidas que la rodean. Cuando el magma se eleva, las burbujas se forman a partir de los gases disueltos en el magma y ejercen presión, lo que hace que el magma ascienda a la superficie. En una erupción explosiva, el magma se descompone en el aire en fragmentos llamados tefra, que pueden tomar la forma de partículas de ceniza, pequeñas rocas calientes o grandes rocas. A diferencia de una erupción efusiva donde la lava viaja lentamente, una erupción explosiva puede ser peligrosa y mortal. Las erupciones volcánicas masivas también dejan atrás miles de toneladas de cenizas volcánicas que pueden asfixiar a humanos, animales y plantas. La mayoría del magma entra en erupción a través de la abertura central o la abertura rodeada por el cráter. Sin embargo, algunos materiales volcánicos se escapan a través de canales más pequeños formados a los lados del volcán.