El químico inglés Joseph Priestley descubrió el oxígeno haciendo reaccionar el óxido de mercurio con calor mediante el uso de una lente quemada. Aunque el elemento fue aislado por el farmacéutico sueco Carl Wilhelm Scheele antes del descubrimiento de Priestley, Scheele no publicó sus hallazgos. Sin embargo, fue el químico francés Antoine Lavoisier quien le dio al oxígeno su nombre moderno.
Priestley identificó el oxígeno como un elemento distinto en 1774. En uno de sus experimentos, Priestley usó una gran lupa, que tenía 1 pie de diámetro, para concentrar la luz solar en un compuesto de óxido de mercurio para elevar su temperatura. La sustancia calentada produjo un gas que permitió que una vela ardiera a un ritmo mucho más rápido en comparación con la combustión en aire normal. Priestley señaló además que el incendio fue increíblemente más brillante y más fuerte de lo habitual. Registró meticulosamente sus observaciones, que más tarde publicó en el mismo año en que realizó sus experimentos iniciales.