Un efecto importante de la gravedad en la Tierra es que la gravedad del sol es responsable de la órbita regular de la Tierra a través del sistema solar. La Tierra viaja a una velocidad que se aproxima a la fuerza que el Sol ejerce sobre Planeta, dando como resultado una órbita regular. Sin la gravedad, el planeta giraría hacia el espacio, y si la gravedad aumentara repentinamente, eventualmente giraría en espiral hacia la superficie ardiente de la estrella.
La gravedad es responsable de la subida y bajada de las mareas. El agua en el océano es derribada por la gravedad de la Tierra, pero cuando la luna está en lo alto, la propia fuerza gravitacional del satélite neutraliza parte de esa fuerza. Esto permite que el agua suba en ese lado del planeta, creando una marea alta. La fuerza centrífuga creada cuando la Luna y la Tierra giran alrededor de un punto central también causa una marea alta en el lado opuesto del planeta.
La gravedad desempeñó un papel en la formación de la Tierra y su nivel actual de actividad tectónica. A medida que se formó el planeta, los elementos más densos se redujeron hacia el núcleo del protoplaneta. Esto incluía elementos pesados, como hierro y níquel, y fuentes de radiación, como uranio y plutonio. Con el tiempo, estos materiales radiactivos se descompusieron en el núcleo, manteniéndolos fundidos y permitiendo que las capas superiores de la corteza terrestre floten sobre un mar de magma líquido.