Los peces tienen la capacidad de oler y de gustar. Esta habilidad se llama quimiorrecepción o detectar estímulos químicos ambientales a través del olfato y el gusto.
Los peces tienen quimiorrecepción extremadamente bien desarrollada, especialmente algunas especies de anguilas y tiburones. Los peces tienen dos fosas nasales a ambos lados de sus cabezas, pero no hay conexión entre las fosas nasales y la garganta.
El órgano de quimiorrecepción en el pez se llama roseta olfativa. El tamaño de este órgano es proporcional al sentido del olfato de un pez. El salmón y los tiburones pueden detectar niveles de un químico que son tan bajos como una parte por billón.
Los peces también tienen papilas gustativas en la boca, así como en los labios y la lengua. Algunos peces, como el pez gato y el chivo, tienen bigotes, llamados barbillas, que tienen estructuras de sabor.