Los jaguares han desarrollado poderosas mandíbulas, pieles manchadas y visión nocturna que les ayudan a sobrevivir. También nadan bien, lo cual es útil en su hábitat natural de bosques húmedos y áreas inundadas de pantanos.
Según Bioweb.edu, un sitio web de colaboración para profesores de la universidad de Wisconsin, los jaguares son "criminales occipitales", es decir, el poder en sus mandíbulas y el tamaño de sus cabezas les permite perforar el cráneo de su presa con sus dientes caninos. Son los únicos grandes felinos capaces de matar presas con solo un mordisco en la parte posterior de la cabeza; la mayoría de los otros grandes felinos van por la garganta.
Su piel luce marcas únicas con manchas llamadas rosetas. Tienen uno o más puntos en el centro de cada roseta, todos los cuales proporcionan camuflaje al romper su contorno. Esto les ayuda a mezclarse con sus alrededores y mantenerse escondidos de sus presas. Según BigCatRescue.com, una mutación genética llamada melanismo explica los jaguares negros, que utilizan esta adaptación para mezclarse en las sombras.
Los jaguares tienen una capa similar a un espejo en la parte posterior de sus ojos que refleja la luz a través de los ojos, lo que les permite ver con poca luz. Los jaguares utilizan esta adaptación para cazar de noche o en bosques oscuros. Ser nadadores fuertes también significa que cazan bien en áreas inundadas.