Las células eucariotas contienen dos versiones de genes, denominados alelos. Los alelos se unen entre sí durante la meiosis, que es el proceso de división celular nuclear durante la reproducción.
Un ser humano recibe un alelo de cada padre. Los alelos corresponden a diferentes rasgos, como zurdos u ojos azules. Durante el proceso de la meiosis, los cromosomas se alinean en pares o alelos, y luego se envuelven al azar. Este evento causa una diversificación de los rasgos, lo que hace que cada conjunto de pares de cromosomas se ordene de forma única cuando se replica. Este proceso se conoce como cruce, y al final de él, primero se separan los alelos y luego se vuelven a emparejar para formar gametos, que son células sexuales masculinas o femeninas. Cuando los dos nuevos alelos que se unen son iguales, ese conjunto de alelos se conoce como homocigotos, lo que indica una alta probabilidad de que la descendencia resultante posea ese rasgo en particular. Cuando los pares de alelos son diferentes, se les conoce como heterocigotos, lo que significa que hay un 50 por ciento de probabilidades de que la descendencia posea el rasgo particular que corresponde a ese alelo. Este tipo de recombinación genética es esencial para la creación del ADN individual de una persona.