Las cuatro etapas de crecimiento de una planta de tomate son el establecimiento, el crecimiento, la floración y la maduración. Cada etapa es vital para una planta saludable.
Para que una planta de tomate eche raíces, necesita productos químicos como potasio, zinc, boro, calcio y nitrógeno. Esto ayudará a asegurar un crecimiento estable y raíces saludables.
Durante la segunda etapa, la planta continúa creciendo y necesita muchos de los mismos nutrientes que necesitaba al comienzo de su vida. Se pueden encontrar azufre, calcio, magnesio y otros nutrientes en el suelo o se pueden agregar a través de un fertilizante de calidad.
La tercera etapa de la vida de una planta de tomate es cuando la planta comienza a florecer. Pequeñas flores se desarrollarán antes de que la planta produzca frutos. La etapa final es la madurez y durante esta etapa, la fruta crece hasta su tamaño máximo y madura.