Las fuerzas intermoleculares de CO2 son fuentes de atracción entre los átomos de carbono y oxígeno que hacen que se unan y formen dióxido de carbono. La acción de las fuerzas intermoleculares debe observarse a través de un microscopio y al analizar los datos, incluidos presión de vapor.
Existen tres tipos de fuerzas intermoleculares. Los más débiles son conocidos como fuerzas de Van der Waals, que resultan de movimientos aleatorios de electrones que atraen a otras moléculas. En otros tipos de fuerzas intermoleculares, la atracción se basa en la varianza de los enlaces polares. En los enlaces de hidrógeno, los átomos de hidrógeno se unen de una manera que le da al hidrógeno una carga positiva. Como el CO2 no contiene hidrógeno, no usa enlaces de hidrógeno. El dióxido de carbono consiste en dos átomos de oxígeno y un átomo de carbono. Se encuentra en forma gaseosa a temperatura ambiente y es un componente de la atmósfera de la Tierra.