Según la Organización de la Guía de Nueva Salud, el papel que desempeñan los pulmones en el sistema de excreción es eliminar el dióxido de carbono a través de la exhalación. Esto ocurre cuando las células liberan dióxido de carbono al torrente sanguíneo. La sangre luego viaja a los pulmones, donde el dióxido de carbono se transfiere a los pulmones.
De acuerdo con la Organización de la Guía de Nueva Salud, el dióxido de carbono es un subproducto natural de la respiración celular, que es el proceso por el cual las células producen energía utilizando oxígeno. Este dióxido de carbono, como material de desecho, debe ser excretado del cuerpo, que se produce a través de los pulmones. Una vez que la sangre llega a los pulmones, los alvéolos en los pulmones, o pequeños sacos de aire, capturan el dióxido de carbono de la sangre y lo transfieren a los pulmones donde se libera al exhalar.
Otros órganos críticos están involucrados en el sistema excretor, aparte de los pulmones, señala la Organización de la Guía de Nueva Salud. Los riñones recogen las impurezas de la sangre en la orina. Luego, la orina se almacena en la vejiga hasta que se excreta a través de la uretra. La piel segrega productos de desecho a través del sudor. El hígado captura y descompone las toxinas, y el intestino grueso transporta los productos de desecho, que el cuerpo excreta en forma de heces.