La presidencia de William Howard Taft durante la Era Progresista estuvo marcada por un gran número de demandas que rompieron la confianza, una regulación justa de las tarifas del ferrocarril a través de la Comisión de Comercio Interestatal, la aprobación de dos enmiendas constitucionales y el uso de la diplomacia del dólar para estimular el comercio con América Latina. Aunque Taft era un presidente impopular, lideró un mandato activo en el cargo y fue tan progresista como Theodore Roosevelt.
Según History.com, Taft inició 80 demandas antimonopolio contra combinaciones industriales, casi el doble del número emitido por su antecesor Roosevelt. Una de las demandas más notables fue contra US Steel por adquirir una compañía de Tennessee.
Taft impulsó aún más las regulaciones de las grandes empresas al facultar a la Comisión de Comercio Interestatal para detener los esfuerzos de 25 ferrocarriles occidentales para aumentar sus tarifas en un 20 por ciento. Taft inicialmente amenazó con hacer cumplir la Ley Antimonopolio de Sherman, pero finalmente resolvió el problema al hacer que todas las solicitudes de tasas pasaran por un departamento de la CPI creado recientemente.
Taft fue responsable de una importante reforma de la política fiscal. Cambió el proceso de presupuesto para la rama ejecutiva al hacer que cada departamento ejecutivo presentara su solicitud al gabinete para su análisis y al crear la Comisión de Economía y Eficiencia para estudiar y mejorar los procedimientos de presupuesto. En el área de las relaciones raciales, Taft alentó a los negros a buscar educación e involucrarse en el espíritu empresarial, y rechazó una legislación que los hubiera perjudicado al requerir una prueba de alfabetización para trabajadores no calificados.