Aunque nunca puso un pie en África, durante la colonización de África, el rey Leopoldo II fundó la Asociación Internacional del Congo, derrotó los intentos de conquistar la cuenca del Congo y obligó a los aldeanos a la esclavitud. Su ejército privado quemaron aldeas, mataron rebeldes y sus familias, y supervisaron la exportación de marfil.
El rey Leopoldo II afirmó que su Asociación Internacional del Congo mejoraría la vida de los africanos nativos, los expondría al cristianismo, terminaría con el comercio de esclavos y establecería hospitales y escuelas, y al principio lo hizo. Su agente, Henry Morton Stanley, entró en tratados con nativos africanos, estableció puestos militares y abolió el comercio de esclavos musulmanes. También tomó el control de gran parte de las tierras de África central y de la región del río Congo, lo que hizo posible la explotación generalizada.
Forzó a los africanos a producir marfil y caucho. Aquellos que no pudieron cumplir con las cuotas de producción excesivas fueron asesinados o mutilados, vieron sus pueblos quemados y no pudieron evitar que los hombres del Rey secuestraran a sus mujeres y las mantuvieran como rehenes.
Los historiadores estiman que el rey Leopoldo II es directamente responsable de la muerte de 10 millones de africanos nativos. Utilizó las ganancias que obtuvo del trabajo esclavo en Bélgica para obras públicas y proyectos de construcción. En 1908, el gobierno belga obligó al rey Leopoldo II a entregar su tierra en África.