La diplomacia del dólar era una política destinada a aumentar la influencia estadounidense en el extranjero garantizando préstamos otorgados por bancos estadounidenses a países extranjeros. La política está asociada principalmente con el presidente William Taft. Esta política tenía como objetivo crear estabilidad en áreas del mundo propensas a la violencia y la revolución.
El presidente Taft y su secretario de Estado Philander C. Knox tuvieron la idea de la diplomacia del dólar como una forma de estabilizar áreas potencialmente violentas del mundo y aumentar la influencia estadounidense en el extranjero, particularmente en América Latina y Asia Oriental. En lugar de comprometer al ejército de los Estados Unidos en campañas interminables para ayudar a los gobiernos en crisis, él quería ayudar a los gobiernos a mejorar sus economías y, por lo tanto, a ser más legítimos, reduciendo la posibilidad de una revolución. Además, quería mejorar la influencia de los Estados Unidos y limitar la de las otras grandes potencias. La diplomacia del dólar ayudó a hacer eso. Por ejemplo, después de diseñar el derrocamiento del gobierno nicaragüense, la Administración Taft garantizó préstamos al nuevo régimen dirigido por Adolfo Díaz, y en China, la diplomacia del dólar ayudó a los intereses financieros de los Estados Unidos a participar en la construcción de un ferrocarril. Sin embargo, debido a la oposición en el país y al descontento revolucionario en el extranjero, la diplomacia del dólar fue un fracaso, y fue rechazada como una política explícita por el sucesor de Taft, Woodrow Wilson.