Los multiplicadores de fuerza, también conocidos como máquinas simples, son dispositivos que pueden proporcionar una fuerza de salida mayor que la fuerza de entrada. Las palancas, poleas, rampas, tornillos, ejes y cuñas son todos multiplicadores de fuerza que operan utilizando principios físicos básicos para aumentar la fuerza de salida y facilitar el trabajo.
El trabajo se define como aplicar fuerza a un objeto en la dirección del movimiento. Las máquinas simples permiten aumentar la cantidad de fuerza de salida utilizable, ya sea reduciendo la fricción o produciendo una mayor fuerza de salida al aumentar la distancia a la que debe aplicarse la fuerza. Las máquinas simples también pueden cambiar la dirección de la fuerza que se está aplicando, lo que hace posible transferir la fuerza de un lugar a otro.
Los multiplicadores de fuerza han estado en uso desde tiempos antiguos. Las máquinas simples desempeñaron un papel vital en muchos de los primeros esfuerzos de construcción e ingeniería, haciendo posibles hazañas que no se podrían haber logrado sin asistencia mecánica. Algunas de estas máquinas, como la rueda y el eje, se encuentran entre los inventos humanos más importantes de toda la historia. Varias máquinas más sofisticadas utilizan uno o más de estos multiplicadores de fuerza que trabajan en concierto para proporcionar un mayor efecto o aumentar la magnitud de la fuerza que se multiplica.