Un microelectrodo es un electrodo muy pequeño, lo suficientemente pequeño como para insertarlo en una célula individual para controlar las señales neuronales o provocar la estimulación del tejido.
Los microelectrodos funcionan al conducir señales eléctricas a través de pequeños capilares de vidrio llenos de una solución conductora, como el cloruro de potasio. Los cables de plata que están recubiertos con cloruro de plata también se pueden usar para este propósito.
Una punta de microelectrodo es tan pequeña, a menudo de menos de un micrómetro de diámetro, que puede penetrar en la membrana plasmática de una célula sin causar daño. Las diferencias que ocurren en la célula, mientras se encuentran en estado de reposo o activo, pueden detectarse mediante el microelectrodo y transmitirse a un dispositivo de medición, como un osciloscopio. El microelectrodo también puede detectar y transmitir los niveles de oxígeno, pH e iones disueltos.
Si bien se pueden usar individualmente, los microelectrodos también se usan en un formato de matriz. Se pueden insertar varias unidades en diferentes celdas individuales.
Un ejemplo práctico de esta tecnología se encuentra en la grabación de microelectrodos. Esto permite a los neurocirujanos identificar con precisión la mejor ubicación para implantar simuladores cerebrales profundos utilizados en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Otros neuroestimuladores implantados en el cuerpo, como los implantes cocleares y los marcapasos, también utilizan microelectrodos.