En lugar de ser una teoría en sí misma, Freud utiliza el iceberg como una herramienta explicativa de su teoría de lo consciente e inconsciente. En esencia, Freud explica su teoría topográficamente a través del uso del iceberg como una metáfora dominante.
Freud creía que gran parte de lo que define el comportamiento humano, incluidos los impulsos, los impulsos, los pensamientos, las emociones y los sentimientos, llega a la persona individual de maneras que ella no conoce. En su lugar, dichos fenómenos se producen o se derivan de un reino de ser denominado "el inconsciente". Sin embargo, según Freud, hay una región más pequeña desde la cual podemos recibir y analizar activamente la información en nuestra mente consciente y despierta. Esta pequeña parte es lo que realmente controla los rasgos y comportamientos que normalmente se etiquetan como personalidad.
Debido a esta separación teórica entre la pequeña porción definible del ser y la gran porción subconsciente no controlada, Freud ofrece la analogía topográfica del iceberg, donde la pequeña porción visible en la parte superior oculta el tamaño y la potencia del aspecto sumergido . En términos freudianos técnicos, la parte más cercana a la superficie del agua, la personalidad, se llama ego. Justo debajo del ego, cerca del fondo, está el superyó, la parte de la interioridad de una persona que ofrece restricción moral o social contra los impulsos desconocidos y no autorizados del subconsciente. Finalmente, la mayor parte de la masa oculta es el id, la provincia más oscura y más recesada del pensamiento humano, la motivación y el deseo.