La teoría de la marginalidad en la economía social, acuñada por primera vez en 1928 por Robert Park en su obra "La migración humana y el hombre marginal", intenta explicar las inconsistencias en el valor percibido de los individuos a través de referencias a su clase social o etnicidad, raza o cultura. La marginalidad cultural, por ejemplo, se refiere a los dilemas del contacto intercultural y la asimilación.
En economía estándar, el marginalismo es una teoría que intenta explicar la discrepancia en el valor de los bienes por referencia a su utilidad secundaria. De acuerdo con esta teoría, los diamantes son más caros que el agua porque aunque el agua tiene más utilidad total, la satisfacción de los diamantes, es decir, su utilidad marginal, es suficiente para inflar el precio más allá del agua.
A medida que la tecnología y la preparación del transporte aumentan a nivel mundial, la teoría de la marginalidad es cada vez más relevante, ya que las personas de diversas etnias, géneros, nacionalidades y culturas suelen residir en los mismos lugares. Algunos critican esta teoría por ser demasiado abiertos a la interpretación y demasiado variados o complicados por la naturaleza. El trabajo más tradicional sobre la marginalidad enfatiza la marginalidad estructural de los grupos marginados dentro de las sociedades, postulando que la falta de acceso al sistema de recompensas convencional puede resultar en hambruna e impotencia.