La radiación nuclear es la liberación de rayos, ondas o partículas que contienen energía que se producen cuando un átomo se divide. Este proceso específico se denomina fisión y puede ocurrir tanto en situaciones naturales como artificiales. La energía nuclear puede aprovecharse de estas reacciones y transformarse en electricidad utilizable, pero las ondas y partículas liberadas durante la fisión también pueden causar radiación que es peligrosa para los seres vivos.
Durante la fisión, un núcleo se divide en múltiples núcleos y, a menudo, en varios subproductos, como partículas alfa y beta, rayos gamma y neutrones que flotan libremente. Estos subproductos tienen diferentes niveles de energía y se pueden usar de diversas maneras, como dispositivos de alimentación como detectores de humo (que utilizan rayos alfa) o máquinas de rayos X. Debido a que las partículas alfa y beta tienen el nivel de energía más bajo, su camino puede ser bloqueado por algo tan insustancial como una lámina de plástico o un bloque de madera. Los rayos gamma y los rayos X tienen una energía mucho mayor, y solo un material denso como el plomo puede bloquearlos. Los neutrones son las partículas más inestables y tienen la capacidad de causar que un objeto se vuelva radioactivo. Cuando penetran en un objeto, rompen los enlaces químicos y, por lo tanto, cambian la estructura molecular de ese objeto. En humanos, animales y plantas, esto puede crear graves complicaciones de salud.