Según el Atlas of Bone Marrow Pathology, la celularidad de la médula ósea se refiere a la proporción en volumen de células hematopoyéticas (células que producen las células sanguíneas) y grasa. En los recién nacidos, la celularidad de la médula ósea es normalmente del 100 por ciento, pero disminuye con la edad. La celularidad normal de la médula ósea en un adulto está entre el 30 y el 70 por ciento. Por lo tanto, la médula hipercelular es aquella que contiene más del 70 por ciento de células hematopoyéticas.
Según Medline Plus, la médula ósea es un tejido esponjoso ubicado dentro de algunos huesos, como los de la cadera y el muslo. La médula ósea contiene células madre, células inmaduras que tienen la capacidad de desarrollarse en diferentes tipos de células sanguíneas. Estos incluyen glóbulos rojos (RBC), que transportan oxígeno a los tejidos corporales, glóbulos blancos (WBC), que combaten las infecciones, y plaquetas, que ayudan a que la sangre se coagule. Las enfermedades de la médula ósea generalmente involucran células madre y dan como resultado una médula que tiene demasiadas o muy pocas células hematopoyéticas.
La médula ósea hipercelular a menudo es causada por un trastorno mieloproliferativo, según el Manual Merck para profesionales de la salud. Estos trastornos se caracterizan por una proliferación anormal de células madre, que se manifiesta como un aumento en el número de glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas en la sangre. El síndrome mielodisplásico (MDS), a veces llamado preleucemia, es otra enfermedad que produce una médula ósea hipercelular. Sin embargo, en el MDS, la cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas en el torrente sanguíneo generalmente disminuye porque las células madre de la médula ósea son anormales y no pueden producir células sanguíneas normales.
Otra causa de la médula ósea hipercelular es una neoplasia maligna, o cáncer, según Johns Hopkins Medicine. Esto incluye diferentes tipos de leucemia, linfoma, linfoma relacionado con el SIDA y mieloma múltiple, así como los síndromes mielodisplásicos mencionados anteriormente. Hay varios tratamientos disponibles para estos trastornos, incluidos los trasplantes de médula ósea.