La estabilidad política es la durabilidad e integridad de un régimen gubernamental actual. Esto se determina según la cantidad de violencia y terrorismo expresados en la nación y por los ciudadanos asociados con el estado. Una sociedad estable es aquella que está satisfecha con el partido gobernante y el sistema de operaciones y no está interesada en ideas revolucionarias o despóticas.
Una escena política estable es aquella en la que el gobierno es favorecido por la población y no experimenta fuertes indicadores de malestar social. Si bien hay problemas dentro de cualquier nación, y los tiempos de guerra o dificultades son comunes, un sistema político estable es aquel que puede resistir estos acontecimientos sin grandes trastornos sociales y la continua resistencia a estas circunstancias.
Gran parte de la capacidad de un sistema político para sostenerse se basa en cómo los líderes responden a las crisis. Las personas deben estar satisfechas con la forma en que sus gobernantes manejan los problemas y las soluciones que crean o, de lo contrario, las consecuencias de estos eventos provocan la destrucción de las jerarquías y las agencias gubernamentales. Las revoluciones, el terrorismo y la violencia pública se asocian con una estabilidad política fallida.
La estabilidad política requiere que el público interactúe de manera libre y abierta con los legisladores de manera regular. Darle a los individuos una opinión sobre cómo se maneja una nación mejora la estabilidad de la región.