La energía producida en las células por una molécula llamada trifosfato de adenosina se denomina energía ATP. La energía ATP es esencial para muchos procesos vivos, incluida la contracción muscular y los impulsos nerviosos. Para proporcionar energía continua a las células, las moléculas de ATP deben tener acceso continuo a los alimentos que contienen energía.
El ATP es una molécula que genera energía al descomponer los alimentos en las células. Aparte de la contracción muscular, el ATP es esencial para crear ácidos nucleicos en el cuerpo. Los ácidos nucleicos almacenan ADN y son vitales para el funcionamiento de las células saludables.
La molécula de ATP está hecha de una mezcla de átomos de hidrógeno, carbono, nitrógeno, fósforo y oxígeno. Los enlaces entre algunos de estos átomos contienen grandes cantidades de energía. Cuando los enlaces se rompen, el exceso de energía se utiliza para alimentar la célula. Parte de esta energía también puede liberarse en forma de calor.
Una vez que una molécula de ATP ha generado energía, se convierte en difosfato de adenosina. Para regenerarse en ATP, la molécula utiliza grasas y carbohidratos que se encuentran en los alimentos. La energía de los alimentos recrea los vínculos que se rompieron a través de un proceso químico complejo. Es por eso que un suministro constante de carbohidratos y grasas es esencial para que una célula sobreviva.