La colonia de Delaware no tenía una religión específica, que luego la abrió a la libertad religiosa para cuáqueros, católicos, judíos y más. La Carta de Delaware declaró específicamente que no había una sola religión para suscribirse a, pero en su lugar, ofrece a sus residentes la oportunidad de explorar sus opciones.
Aunque la carta permitía a los ciudadanos practicar la religión deseada, sí tenía una sección que establecía que solo aquellas personas que creían en Jesucristo podrían servir en el gobierno. Estaba claro incluir una palabrería que todavía les permitía perseguir otras libertades religiosas también. Pero, el factor decisivo fue si creían o no que Jesucristo era el salvador del mundo.