En el trabajo ético de Aristóteles, "Ética a Nicómaco", describe la naturaleza humana como una psique racional e irracional, así como un impulso natural para crear una sociedad, obtener conocimiento, encontrar la felicidad y sentirse conectado con Dios. > Más ampliamente, Aristóteles creía que todas las especies, incluidos los humanos, tenían su propia naturaleza, y su objetivo natural era cumplir esa naturaleza.
Aristóteles creía que los humanos debían perseguir el cumplimiento de su verdadera naturaleza, dirigiendo sus esfuerzos hacia el fin más beneficioso. Aristóteles afirmó que la filosofía sirve a este propósito al permitir que la mente racional guíe los deseos de la psique irracional hacia el cumplimiento. Aristóteles se refirió a este logro como eudaimonia, o floreciente. De esta manera, Aristóteles vio la filosofía como una especie de puente entre la mente racional y la mente irracional, dos psiques que los humanos poseen dualmente. Según Aristóteles, la práctica de las virtudes era integral para que los humanos cumplieran su verdadera naturaleza.
Aristóteles creía firmemente que los humanos eran animales sociales por su naturaleza, y escribían: "El hombre es un animal político". Debido a esto, Aristóteles dijo que la sociedad era integral para los humanos, no solo en su verdadera naturaleza, sino en la forma en que los humanos se percibían a sí mismos. Entonces, mientras que la percepción del yo estaba conectada con el papel de la sociedad, Aristóteles también afirmó que los humanos construyeron su visión de sí mismos al realizar sus potencialidades a través de la práctica de la virtud, por lo que la virtud era un aspecto muy integral para el desarrollo de un humano, según Aristóteles.