Algunas de las razones que los historiadores dan para la caída del Imperio Romano occidental incluyen la migración e invasión bárbaras, los problemas económicos, el creciente poder del Imperio Oriental, la expansión excesiva y el gasto excesivo de los militares, la corrupción política y la inestabilidad, el aumento del cristianismo y el debilitamiento de las legiones romanas.
Muchos historiadores consideran que la caída de Roma sucedió en algún momento durante el siglo quinto o sexto. Los historiadores no están de acuerdo en cuanto a cuál fue la causa última de la desaparición de Roma, por lo que cada uno atribuye fechas diferentes que corresponden a sus propias teorías particulares. Algunos ven el final como resultado del saqueo de Roma del rey visigodo Alarico en 410, mientras que otros lo confirman en la deposición de Odoacer del último emperador romano en 476. Otros vinculan el último colapso del Imperio al intento fallido del emperador de Justiniano Justiniano de recuperar el control el oeste.
Los que atribuyen la caída al debilitamiento de las legiones romanas señalan el creciente uso de mercenarios bárbaros por parte del imperio en lugar de los soldados romanos. Estos mercenarios tenían poca conexión con el imperio además de luchar por él, y por eso a veces se inclinaban por volverse contra Roma. Muchos estudiosos también atribuyen la caída del imperio a las legiones de bárbaros extranjeros que invadieron el territorio romano, como los hunos.